viernes, 29 de enero de 2010

Rescatan a un perro sobre un bloque de hielo a la deriva en el mar Báltico

La expresión 'pasar un día de perros' adquirió su pleno significado el pasado día 29 de enero. Un perro fue rescatado en las heladas aguas del mar Báltico tras recorrer 110 kilómetros sobre un témpano de hielo. Un buque polaco de investigación oceanográfica fue la salvación del can, que se mantuvo cuatro días a la deriva por unas zonas en las que la temperatura nocturna en invierno suele descender hasta los 34 grados bajo cero.

Todo comenzó el pasado fin de semana. Jugaba por la orilla del río Vístula, en la ciudad de Turonia; cuando un bloque de hielo se resquebrajó y, llevando al cuadrúpedo consigo, fue arrastrado hacia el mar por la fuerte corriente.

El barco de investigación 'Báltica' surcaba tranquilamente las aguas del Báltico cuando divisaron al animal. En un principio creyeron que se trataba de una foca; pero un tripulante descubrió, para asombro de todos, que aquello que luchaba por no hundirse entre los bloques de hielo era un perro.




El perro se encontraba empapado, tembloroso y muy asustado. Su lengua sangraba por el frío soportado durante cuatro días. Varios miembros de la tripulación se ganaron su confianza y se acercaron en un bote de salvamento para cogerle: 'Ya ni ladraba... Yo no paraba de hablarle para que se tranquilizara... ', contaba uno de los marineros.

Una vez a bordo, el animal fue cubierto con mantas térmicas y se le proporcionó comida y bebida. Incluso, al día siguiente, compartió un sabroso desayuno de salchichas con el resto de los marineros.


El perro, peludo y amistoso, permanecerá en el barco a menos que aparezca su dueño: 'Lo hemos incorporado a la tripulación', dijo Jerzy Wosachlo, capitán del Báltica. También ha sido bautizado provisionalmente: 'Szczeslliwy', o 'afortunado' en polaco.




Supongo que después de esta emotiva historia el perro ganará votos en la encuesta...

lunes, 25 de enero de 2010

Un ciervo se pasea por las calles del centro de Zamora

Ir paseando por la calle y cruzarse con un ciervo debe ser un buen motivo para pellizcarse la piel y cerciorarse de que se trata de algo real. Eso debieron de pensar los ciudadanos de Zamora que se paseaban ayer por la mañana por los barrios de San José Obrero y San Lázaro, cuando se toparon con un ciervo de unos 110 kilos de peso deambulando por la capital zamorana.

El venado, de unos dos o tres años de edad, recorrió varias calles de la ciudad causando una gran expectación entre la ciudadanía, mientras la Guardia Civil y la Policía Municipal patrullaban la zona en su busca. Finalmente, el animal fue rescatado en la calle Obispo Nieto, en la zona del bosque de Valorio, gracias a la intrevención de efectivos de la Guardia Civil, la Policía Municipal y los Bomberos de Zamora. También participaron en el salvamento técnicos de Medio Ambiente y un trabajador del departamento municipal de control de animales, para sedar al ciervo con un dardo tranquilizante.


El equipo de bomberos traslada al ciervo dormido.


El animal, tras deambular durante más de una hora por la zona del bosque de Valorio, saltó una tapia de cinco o seis metros y quedó tendido en la calzada, entre un bordillo y un vehículo: «Después de saltar el animal sufrió daños en una de las patas delanteras y en la cornamenta. Para poder recogerlo un trabajador municipal sedó al ciervo con un dardo tranquilizante y fue entonces cuando pudo ser trasladado hacia el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Villaralbo que es gestionado por la Junta de Castilla y León», señaló el concejal de Protección Ciudadana, Francisco Javier González.




Existen varias teorías respecto a la procedencia del cérvido. Se sospecha que puede haber huido de alguna cacería cercana a Zamora; aprovechando los desmontes de las obras del AVE para llegar hasta la ciudad.

Parece que los encandalosos descuentos de las rebajas de este año causan sensación incluso en los animales, que se acercan a los cascos urbanos para pasear....


jueves, 21 de enero de 2010

Biólogos taiwaneses descubren una nueva especie: el cangrejo fresa


La costa sur de Taiwán se ha convertido en uno de esos lugares que certifican la riqueza de la biodiversidad en nuestro planeta. El profesor Ho Ping-ho, del Instituto Nacional de Oceanografía de Taiwán, encontró dos cangrejos hembra en la playa de PingTung, del Parque National Kenting. Este biólogo taiwanés encontró estos ejemplares mientras realizaba un estudio sobre los impactos ambientales causados tras un derrame de petróleo en esta zona, en la costa sur de Taiwán.


Parque Nacional de Kenting (Taiwán)

Ho Ping-ho, responsable del descubrimiento, explicó que 'uno ya estaba muerto mientras el otro se encontraba a punto de morir cuando los encontramos en la playa'.

El 'oro negro' no causó demasiados estragos en la zona, lo que facilitó el descubrimiento de este nuevo crustáceo: 'Por fortuna, el derrame de petróleo tras el naufragio no fue muy grave, de otra forma los dos crustáceos habrían estado bañados con la sustancia y escapado a nuestra vista', explicó el biólogo taiwanés.

Ambos cangrejos están siendo sometidos a diversos estudios en la Universidad de Taiwán. Aún no se ha otorgado un nombre científico a esta nueva especie, pero ha sido apodado como 'cangrejo fresa', por contar entre sus rasgos distintivos con un caparazón rosa con pequeños puntos blancos, asemejándose a la fruta.







Existen algunas especies similares al 'cangrejo fresa' en zonas como Polinesia, Hawai y las Islas Mauricio. Tras el trabajo de análisis llevado a cabo sobre 10.000 especies de cangrejos, el equipo de Ping-ho ha confirmado que se trata de una nueva especie. El principal elemento que ha permitido distinguir a esta nueva especie de otras similares es su peculiar concha, de 2,5 centímetros de ancho.



Gracias a sus patitas y a su cara de pocos amigos conseguiremos no confundirlo con una fresa y destrozarnos los dientes con su caparazón...






lunes, 18 de enero de 2010

Una medusa irakandji pone en peligro la vida del ganador de 'El mejor trabajo del mundo'


Vivir durante seis meses en la paradisiaca isla de Hamilton, en Australia, no puede considerarse un trabajo. No obstante, el Departamento de Turismo del estado australiano de Queensland estaba dispuesto a pagar 111.000 dólares estadounidenses al mejor 'vigilante' del lugar. El afortunado fue Ben Southall, de 34 años. Fue elegido entre más de 34.000 aspirantes, a los que se les pedían los siguientes requisitos: saber nadar, bucear, hacer fotos del lugar, explicar por Internet sus vivencias y sus experiencias en el lugar, etc.


Ben Southall

El estado de Queensland consiguió, convocando este concurso, que todos los medios se hiciesen eco de tan pecualiar noticia, y a su vez, fomentar la actividad turística de la idílica isla de Hamilton, la Gran Barrera de Coral, o las tropicales costas de este estado.

Cuando sólo faltaban unos días para que Southall concluyese su cometido, el ganador de 'El mejor trabajo del mundo' descubrió que todos los trabajos, por llevaderos que parezcan, tienen sus inconvenientes, tras estar al borde de la muerte por la picadura de una medusa irukandji.


Este inglés, que trabajaba antes en una fundación benéfica, relata en su
blog que el suceso se produjo cuando él se encontraba practicando esquí con una moto acuática en las aguas de la isla de Hamilton. Southall cuenta que antes de desmayarse por el dolor, notó que le subía la fiebre; y sufrió una repentina jaqueca, parálisis parcial del cuerpo y subida de la presión sanguínea.

Afortunadamente, todo quedó en un susto gracias a la rápida asistencia médica, y Ben Southall podrá finalizar esta gratificante experiencia comenzada el pasado 1 de julio.

La medusa irukandji (caurukia barnes) es, pese a su pequeño tamaño, un animal extremadamente peligroso. Su cuerpo mide un centímetro y medio, pero sus tentáculos pueden llegar a sobrepasar los 80 centímetros. Su potente veneno convierte a este tipo de medusa en uno de los animales más mortíferos de la tierra. La picadura provoca un aumento de la presión sanguínea que puede desembocar en hemorragia cerebral o ataque cardiaco, parálisis, espasmos y unos dolores extremadamente intensos. Todos estos síntomas, a menudo mortales por la alta concentración de veneno, son llamados 'síndrome Irukandji'. La presencia de estas medusas es muy común en las aguas tropicales del nordeste de Australia entre los meses de octubre y mayo. En muchos casos, las autoridades locales recomiendan evitar el baño.


Según los expertos, su veneno es hasta 100 veces más potente que el de una serpiente cobra y 1000 veces más que el de una tarántula. Varios personas han muerto por la picadura de este diminuto animal, uno de los más pequeños de todo el reino animal capaz de matar a un hombre.


¿Verdad que en la fotografía no parece tan agresivo?



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